1.12.09

Camarero, hay una morsa en mi sopa

Eh... saludos amigos.

Tecleo esto con una presión mental considerable, consciente de que quizás mi vida y mi lustrosa cabellera sin caspa corren cierto riesgo. No es que la garra deforme de un híbrido pre-humano arañe el cristal de mi ventana en esta noche de luna llena presagiando inenarrables horrores cósmicos, no es eso, la hierba se me acabó ayer. Es como una angustia en la boca del estómago más propia de tres platos de fabada para cenar. Es el vértigo que provoca saber que, quizás, vamos a contribuir a algún suicidio colectivo, pero... ¿quién dijo miedo?

Mi difunta tía Carmela ya me lo advirtió en su lecho de muerte, allá en el pueblo: "Hijo, hay cosas que es mejor que no se sepan". Aunque ella se refería a algunas prácticas comprometidas de su marido que incluían a su mula, unas gafas de aviador y una zanahoria, sus palabras atruenan hoy en mi cerebro como un badajo golpeando la cabeza de George W. Bush. THE WALRUS ARCHIVES va a suponer un antes y un después, aún no sé de qué, pero lo cierto es que habrá un después. Como cada foto en nuestro álbum de recuerdos que acumula polvo en el desván, esto también tiene una historia detrás...


Todo comienza hace algo más de un año. Un tipo que sibilinamente se oculta tras el apelativo de Zink, al que a partir de ahora llamaremos Pablo, me arrojó a la cabeza un grito, una llamada de atención, un alarido, un tiesto con geranios de colores. Algo se estaba gestando en su cerebro, algo que tenía que compartir con el mundo entero. Aunque él afirma que esa cosa informe que empezaba a crecer en sus neuronas nace de la compulsiva e ininterrumpida escucha de Nirvana, System of a Down, The Beatles, Radiohead y Weezer en su estudio durante tres años, yo no me lo creo, tíos. Yo sé que fue abducido por una entidad extraterrestre mientras garabateaba monigotes afro-asiáticos en su libreta, ciego de absenta y videoclips de Gorillaz. Esta experiencia extracorporea, que por suerte no incluyó ningún tacto rectal alienígena, le hizo recapacitar: las imágenes se acumulaban en sus rastas como el rocío sobre una hoja de marihuana, pero debía encontrar el sentido, el propósito, el orden en todo ese caos...

Y aquí entro yo. Como sé que THE WALRUS ARCHIVES puede ocasionar alguna polémica online y alguna cita en los juzgados, prefiero preservar mi anonimato y presentarme ante vosotros simplemente como Karba. Desde hace un año he asumido la tarea de organizar y plasmar en papel higiénico (de doble capa y estampado) y servilletas todo lo que Pablo me enviaba en forma de bocetos, grabatos y test de Rorchach, consciente de mi trabajo como monje amanuense. Yo introduje por vía auditiva otras referencias musicales a este universo larvario, tratando de corregir la peligrosa deriva pop que parece que el proyecto podría tener: Rob Zombie, Ramones, Melvins, Iron Maiden, AC/DC también iban a formar parte de este viaje con el objetivo de neutralizar teenagers emo-flequilleros. Sin embargo, nada podía anunciar lo que iba a ocurrir: una noche, al igual que Pablo (aunque él sigue negando cualquier implicación oficial), sufrí una experiencia sobrenatural. Mientras jugaba al Monkey Island (lo sé, ya tengo una edad, no hace falta que me lo recordeis), tuve un encuentro en la tercera fase: una voz retumbó en mi cerebro al grito de "¡Mi nombre es Walrus, imbéciles!" y me hizo caer de culo. Descartando un politono del móvil, esa voz inisistió en "estar alerta" y "revisar el correo todo los días". Tras prepararme un Ruso Blanco, me abalancé sobre el email, pero no había correo alguno entre los anuncios de viagra y los videos de niños japoneses golpeándose mutuamente con una tubería. "¡En el buzón de tu casa, idiota!" aclaró amablemente la voz.
Desde entonces hemos recibido, tanto Pablo como yo, unos trescientos veintiseis paquetes sin remitente atados con un cordel y un desagradable olor a pescado podrido. En esos misteriosos envíos se nos facilita todo tipo de documentación acerca de una serie de sucesos que forman el grueso de lo que tenemos entre manos, de lo que queremos contar y compartir con el planeta. Podríamos haber escrito un libro con todo eso o una tesis doctoral. Se lo podríamos haber vendido a un periódico y cobrar los derechos por nuestro Watergate particular. Sánchez Dragó hubiera matado por una entrevista junto con Fernando Arrabal y Jodorowski. En el Diario de Patricia no nos pagaban lo suficiente. Así que decidimos, con todo ello, hacer lo único que sabemos hacer: un cómic.

Hay momentos en la vida en los que, simplemente, uno no puede mirar para otro lado. Walrus es nuestro "garganta profunda" particular, amigos, nuestra fuente de información. No tenemos ni idea de quién es ni donde está, pero recordad a mi tía Carmela: es mejor así. Pablo y yo seguimos dando forma a TERRITORIAL PISSINGS (quedaos con ese nombre), pero no es suficiente. Walrus no deja de enviarnos paquetes (los últimos apestan a frijoles calcinados) y a ampliar su historia con más y más datos, así que hemos llegado a un acuerdo con él: THE WALRUS ARCHIVES será su punto de conexión con el mundo, porque temblad colegas, Walrus, esté donde esté, ahora tiene conexión a Internet. Sé que es como regalarle a un mono un revólver cargado, pero esto es lo que hay. De todos modos, hoy ni mi cabellera es lustrosa ni carente de caspa, ni Pablo luce ya sus legendarias rastas.

Permanezcan atentos a sus pantallas.

TERRITORIAL PISSINGS está llegando...

Por las pelusas umbilicales del mismísimo Hombre de las nieves, nunca hubiese imaginado una mejor introducción.

Así es visitantes, tal y como ha dicho el tipo de la maceta de geranios en la cabeza, tenemos entre manos todo tipo de material (incluyendo muestras de sustancias aún desconocidas y de aspecto inquietante) como para que el espectáculo de comienzo, después de tantos meses de buzones atestados de extraños y pesados paquetes (con las consiguientes quejas del "eficaz" servicio de correos) Lo que no he podido evitar preguntarme es por qué Nosotros. Quiero creer que Walrus no nos ha escogido al azar y algo me dice que esto no acabará bien si fallamos en la misión (suicida) que nos ha sido encomendada.

Sea como sea, esta bizarrada de proporciones épicas va a dar comienzo en cuanto oigas el primer acorde...


Sean pues bienvenidos.

2 comentarios:

  1. PEDAZO DE INTRO. Una vez más me quito el sombrero señor Karba.

    No tuve ocasión de comentar cuando el blog todavía estaba en proceso, pero qué mejor momento que la inauguración de este pequeño e inquietante rincón.

    No puedo más que daros mi más sincera enhorabuena por el trabajazo que estáis haciendo, se nota la ilusión y el esfuerzo en cada palabra y cada trazo.

    No sé cómo es que habéis llegado a contactar con ese ser maloliente que se hace llamar Walrus, pero por lo que parece si te acercas demasiado a él acabas contagiado...a mi ya me ha enganchado! Quiero más morsa!

    Espero que esto os sirva de subidón y sigais como hasta ahora o mejor!

    Y a los demás visitantes, pasen y vean!

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  2. + Ahi esta nuestra grupie Nº1!!! jajaja

    no dejes de darnos caña!!

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